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Hablando de pandemias

Las amenazas a diferentes formas de vida están presentes desde siempre. Sin embargo en los últimos 50 años cada vez son más los casos y más masivos los ataques a casi todas las especies. Así, un hongo (quitrido) amenaza con extinguir a los anfibios de todo el planeta, el calentamiento global está provocando el blanqueamiento de los corales en los mares, llevándolos a la extinción, el uso de químicos (entre otras causas) está provocando la desaparición de las abejas, los monocultivos de palma están causando la desaparición de varias especies, entre ellas a los grandes primates, especialmente del orangután de Indonesia y Malasia…y podríamos continuar dando ejemplos de tantas especies cuya supervivencia se encuentra amenazada.

Estas pandemias parecían lejanas a la especie humana. Si bien los medios especializados vienen hablando de estos temas, no suponíamos que pudieran afectar a la especie humana, al menos en el corto plazo. A pesar de que muchos movimientos globales se venían manifestando sobre la gravedad que implicaba que desaparezcan estas otras formas de vida, siempre fueron temas menores ante las crisis económicas, los temas financieros, de comercio, y demás asuntos que parecen ser los que mueven el mundo. Ni siquiera la sacudida de conciencias liderada por Greta Thunberg, en la que los jóvenes nos interpelan sobre nuestra responsabilidad en lo que está sucediendo, ni el sostenido mensaje de Jane Goodall sobre la necesidad de modificar nuestra forma de vida e involucrarnos activamente; nada nos puso tan frente al tema de la extinción de las especies como el COVID19: ahora la posible extinción es la nuestra.

Al igual que con la amenaza del quitrido a los anfibios, nos encerramos y esperamos encontrar la fórmula que combata este virus. En el caso de los anfibios, se seleccionaron 10 zoológicos de todo el mundo y se están reproduciendo de manera ex-situ, hasta tanto se descubra el modo de combatir el hongo que los amenaza. Nuestra especie también, encerrada y aislada, esperando descubrir una vacuna que nos permita retomar nuestras vidas.

Pero la pregunta crucial en este momento es:

¿qué pasará con las otras pandemias que nos amenazan, cuando le encontremos solución al COVID19?

Esta pandemia es el corolario de tantas otras pandemias con las que venimos conviviendo: los microplásticos en los mares (que nos hace ingerir 250 gramos de plástico al año), la desaparición de los montes nativos (en Argentina 2.8 millones de hectáreas en los últimos 12 años), el descomunal aumento de los gases efecto invernadero (que llegaron a un triste récord de concentración en el 2018), la introducción de especies exóticas invasoras. Cada uno de estos hechos contribuye al incremento de la cantidad de especies que se encuentran en peligro de extinción (dicen los especialistas que estaríamos atravesando la sexta gran extinción masiva). Y detrás de todas se encuentra la pandemia de una crisis moral en la que estamos inmersos, que prioriza el consumo y la producción infinita en un planeta cuyos recursos finitos se están acabando, una crisis moral que sostiene que la desaparición de comunidades enteras de diferentes formas de vida es menos importante que la continuidad del sistema económico-financiero global.

Entonces, volviendo a la pregunta: estas otras pandemias que nos vienen amenazando y que no quisimos ver, ¿seguirán siendo invisibles el día después? ¿Volveremos a poner el énfasis en la economía en detrimento de la vida, en todas sus formas? Si la respuesta es afirmativa, seguramente esta no será la última vez en la que nuestra especie se encuentre ante una inminente posible desaparición.

Lo que nos ha mostrado claramente la situación actual es que teníamos tres sistemas que no funcionan a nivel global:

el sistema de salud (ningún país, ni el más desarrollado, se encontraba preparado para esto).
el sistema político a nivel global (todos los países se encuentran improvisando soluciones sobre la marcha con un sistema de salud deficiente).
el sistema educativo (tanto público como privado, en todo el mundo, están haciendo pruebas para mantener el mismo formato de enseñanza presencial de manera virtual).
Acá también cabe cuestionarnos sobre otros sistemas que también están afectados y cuyas respuestas son infinitamente variadas: el sistema empresarial (su supervivencia depende de la capacidad de adaptación a los cambios) y las familias (quienes ven afectada la dinámica interna, las costumbres y los vínculos).

Tal vez, si no pensamos modificar las causas que nos han traído hasta aquí (lo cual sería muy poco inteligente), lo que deberíamos hacer es preparar los sistemas de respuesta si las pandemias se repiten. Ojalá no sea esta la solución para el día después.

foto: Martin Kaz

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