Incluso si detuviéramos el tráfico de marfil mañana, los elefantes aún seguirían en grave peligro
La caza furtiva de elefantes por su marfil es la amenaza más inmediata y urgente para los elefantes africanos. Pero incluso si eso puede ser abordado, tendrán que luchar contra los seres humanos por la tierra, los alimentos y el agua.
Es el medio de la noche. El calor árido ha cedido ante una fresca brisa. Cien ranas croan insistentemente. Tim y su equipo se están preparando para otro silencioso asalto. Su misión es sumamente peligrosa y ahora hay una nueva amenaza: hombres armados están siguiéndolos.
Esta secuencia se repite noche tras noche en los límites orientales del parque nacional Amboseli en Kenia, cerca de la frontera con Tanzania. Tim es un elefante que, junto con un grupo de hasta otros doce machos, ha desarrollado un gusto por los tomates y el maíz que crecen en granjas cercanas, en las afueras del parque. Los hombres armados son guardaparques a quienes se les ha encomendado la tarea de alejarlo de las cosechas y, de esta forma, salvar su vida.
Este juego de constante persecución es sólo un ejemplo de un problema mucho mayor que está sucediendo a lo largo de África y Asia. Es la punta del iceberg del conflicto existencial entre los humanos y la vida silvestre por la tierra, la comida y el agua. Esto también es una desviación de la historia tradicional de preservación de elefantes, la cual presenta una gran amenaza al animal terrestre más grande del mundo al igual que los cazadores furtivos de marfil y los compradores de baratijas en los bazares chinos. El tráfico de marfil ha tenido un impacto significativo, sin duda, pero la destrucción del hábitat causada por el crecimiento y desarrollo de la población humana es, por lejos, una amenaza mucho más generalizada.
“La caza furtiva atrae mucho la atención de los medios, pero es sólo una fracción del panorama”, expresa Julian Blanc, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en Nairobi, Kenia. “Si de alguna manera pudiéramos detener el tráfico de marfil mañana, los elefantes aún seguirían en grave peligro”. La pérdida de hábitat en África es una amenaza para muchas otras especies, desde jirafas hasta gecos.
La prevención de la pérdida de hábitat es una causa más difícil de defender para las celebridades y las ONG que hacen campañas (aunque hay quienes lo hacen). La narrativa es un poco más sutil, llena de grises, a diferencia de los blancos o negros que hay en el tráfico de marfil.
Fue fácil para los amantes de los animales gritar “no en mi nombre” mientras denunciaban a los compradores que impulsan la caza ilegal. Pero los consumidores y gobiernos del mundo desarrollado también tienen un impacto en el hábitat del elefante a través delos bienes que nosotros vendemos y de los planes de desarrollo que nuestros gobiernos financian.
Una empresa comercial de cultivo de frutas o flores, por ejemplo, en territorio que alguna vez fue hábitat de elefantes contribuye tanto al descenso de la población de este mamífero como la bala de un cazador, aun cuando la conexión parece no ser inmediata o directa.
El argumento moral es complejo porque los consumidores, ONGs o los gobiernos que apoyan tales negocios también están ayudando a sacar de la pobreza a cientos o miles de personas, al otorgarles un sustento económico. Pero desde un punto de vista conservacionista es un juego de suma cero: el humano gana, pero los animales pierden.
“Básicamente, la historia del elefante en África abarca muchos aspectos de tu vida”, afirma Holly Dublin, Presidenta del Grupo de Especialistas en elefantes africanos en la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. “Así de complejo es el tema. Tú estás implicado en esto. No sólo las personas malas que compran marfil”
El conflicto entre humanos y elefantes es aún más serio en Asia. Cada año, alrededor de 100 personas y entre 40 a 60 elefantes son asesinados como resultado en India, por ejemplo.
Pero el problema parece intensificarse rápidamente en África a medida que el desarrollo adquiere velocidad. Aquí, los gobiernos tienen como principal responsabilidad proteger la vida silvestre, sin embargo la conservación se está volviendo más difícil año a año, ya que la población aumenta y se construye más infraestructura como rutas y vías de tren para así cubrir las necesidades de la economía creciente del continente. Estas construcciones actúan como barreras para la migración de la vida salvaje. Algunos grupos viven en territorios que abarcan más de 3.000 km cuadrados.
Para comprender el impacto de esta nueva infraestructura se requerirá de mayor investigación. Un estudio ya ha comenzado en Kenia para investigar cómo están reaccionando los elefantes ante el recientemente inaugurado tren Standard Gauge Railway (SGR por sus siglas en inglés) que conecta Nairobi con la ciudad costera de Mombasa. La ruta corre en paralelo con un importante camino en casi toda su extensión.
Esta vía férrea atraviesa los 23.000 km cuadrados del ecosistema Tsavo, que está compuesto por el Parque Nacional Tsavo Este y Oeste y el cual es hogar de entre 12.000 y 14.000 elefantes, la población más grande de Kenia.
Aunque los ingenieros han creado seis pasos subterráneos de 70 metros de ancho que funcionan como cruce para la vida silvestre, (también existen otros puentes y conductos por donde la fauna puede cruzar), los investigadores están preocupados ya que si los elefantes no los usan, su población se reducirá a la mitad. “Actualmente se ha bloqueado el 98% de la conexión del ecosistema”, explica Ben Okita-Ouma, jefe de monitoreo de la ONG Salven a los Elefantes.
Con el fin de entender el impacto en los animales, el equipo de Okita-Ouma le ha colocado radiotransmisores a 10 elefantes y ha seguido sus movimientos. Los resultados son preliminares, pero el equipo encontró evidencia de que estos animales deambulaban por arriba y abajo de la vía férrea, aparentemente buscando accesos al otro lado. A veces incluso se trepaban por el terraplén del ferrocarril y cruzaban las vías destruyendo las cercas en el proceso.
Okita-Ouma cree que los elefantes y otros animales comenzarán a aprender dónde están los puntos de cruce, pero esto causará una gran concentración de fauna en dichos lugares. Esto llevará a que se produzca un mayor contacto con los humanos y accidentes en la transitada autopista que corre junto al tren SGR.
Okita-Ouma expresa que, hay asentamientos ilegales que están creciendo alrededor de algunos de estos pasos subterráneos. “El gobierno debe actuar rápidamente y con mucha fuerza para asegurarse de que estos asentamientos ilegales sean completamente eliminados”. Eso probablemente salve las vidas de humanos y elefantes.
El estudio piloto también recomienda crear pasos subterráneos para la vida silvestre a lo largo de los caminos que se encuentran cerca de los puntos de cruce del tren.
Un problema aún más generalizado, debido a que la población de África crece, es que la competencia por la tierra se está tornando más intensa. “Si necesitas esa tierra para la gente, comprometerá la vida silvestre”, dice Dublin, quien pregunta “¿Cuál es el plan?” para las largas extensiones de tierra de las que dependen tanto las personas como los animales.
Según el informe de 2013 “Elephants in the Dust” realizado por un grupo de ONGs conservacionistas, aproximadamente un 29% del rango posible y conocido de los animales es gravemente afectado por el desarrollo humano. Se espera que esa cifra aumente a un 63% para el 2050.
Actualmente, parte del desarrollo ocurre sin ningún tipo de supervisión de planeamiento– a menudo ocurre gradualmente a través de la usurpación de agricultores de tierras que antes eran silvestres. En otros casos, por ejemplo en Laikipia en Kenia, ha habido intrusiones masivas en reservas de vida silvestre, provocadas por pastores en búsqueda de pastizales para su ganado hambriento y sediento. Esto trae conflictos entre humanos y vida silvestre, lo cual ocasiona consecuencias peligrosas.
“Los elefantes no son exactamente los amables gigantes que mucha gente en el oeste se imagina”, dice Blanc. “Destruyen cultivos, matan gente, a menudo sin ninguna provocación, y son uno de los principales asesinos de personas en África”. “Un elefante es suficiente para destruir un año de cosecha para una multitud de familias y para crear adversidades económicas”, agrega Blanc.
Un enfoque es manejar el conflicto en donde éste ocurre. Ahí es donde los intentos nocturnos de salvar a Tim de su propio apetito se ponen en juego. Los científicos, con ayuda de guardabosques, le colocaron un radiotransmisor para evitar que él y otros machos saqueen los cultivos de las granjas que bordean el parque.
“Lo que intentamos hacer con este sistema de alerta temprana es responder cada vez más rápido porque podemos anticipar los saqueos a los cultivos”, explica Ryan Wilkie de Save the Elephants. La respuesta yace en patrullas nocturnas realizadas por guardaparques equipados con pistolas con municiones de pimienta, granadas de percusión y una bocina aturdidora.
“Definitivamente, Tim es increíblemente inteligente. Estoy enamorado de este elefante, estoy tratando de entender cómo piensa. Verdaderamente, él es un pensador muy inteligente y estratégico”, dice Wilkie.
Aunque los esfuerzos por proteger a Tim de sí mismo son importantes (fue herido tres veces con una lanza por granjeros enojados en uno de sus saqueos de cultivos), sería imposible aplicar este enfoque a los más de 415.000 elefantes del continente. Y a medida que la presión sobre el hábitat crece, algunos conservacionistas de elefantes están discutiendo un enfoque más radical a nivel continente.
“Para cuando llegas al lugar donde las personas y los elefantes están en conflicto y estás tratando de mitigar el daño allí, es lo mismo que tomar una aspirina para combatir el cáncer”, dice Dublin. Mueve un grupo de elefantes saqueadores de cultivos, y será reemplazado por otro.
Con la población de África duplicándose para el 2015 de 1.2 billones hoy en día (en 1980 eran 477 millones), Dublin sostiene que los países deben adelantarse al conflicto de los humanos y la vida silvestre y crear planes de uso de tierras a gran escala para permitir la coexistencia entre personas y animales. La alternativa será un desastre conservacional.
“Nadie está realizando ningún planeamiento espacial”, se queja Dublin. “El hecho de que los elefantes y los humanos están teniendo un contacto tan cercano el uno con el otro, una y otra vez, significa que los organizadores no están pensando a largo plazo lo suficiente”.
Pero antes de que puedan hacer esos planes a largo plazo de cómo se utilizarán las tierras, los responsables de la elaboración de políticas necesitan mejor información acerca de donde están los puntos de conflicto. Debido a que los elefantes deambulan tan ampliamente, proteger el territorio que ellos necesitan también beneficiará a otras especies.
Dublin se está aventurando en un gran proyecto para combinar información acerca de la extensión de la población de elefantes con información acerca del desarrollo humano. ¿En dónde se está desarrollando más rápido la población humana en el continente?, ¿Cómo se moverán los humanos y los elefantes en respuesta al cambio climático?, ¿En dónde se planean las estrategias más grandes de agricultura e infraestructura?. El objetivo, dice, es identificar “las áreas de mayor probabilidad de conflicto y las áreas de mayor probabilidad de coexistencia”.
Es probable que el proyecto tarde un par de años en ser completado, pero estudios a menor escala ya están revelando que se debe decidir entre el bienestar animal y el desarrollo humano. En Kenia, ya hay demandas por parte de los conservacionistas para alterar el planeado corredor LAPSSET (acrónimo en inglés para Puerto de Lamu- Sudán del Sur- Etiopía). El proyecto de 29 billones de dólares (23 billones de libras), que es un pilar clave en los proyectos de desarrollo de Kenia, consiste en la construcción de un nuevo puerto, autopistas, vías férreas, aeropuertos, conductos y 3 nuevas ciudades turísticas. Pero los asesores que están llevando a cabo una evaluación de impacto ambiental de una de las ciudades turísticas propuestas en Isiolo, en el centro del país, han recomendado que se mueva a otro lugar para evitar afectar el hábitat de los elefantes y un importante corredor migratorio. Es probable que los inversores que ya han comprado las tierras del área se resistan fuertemente al cambio, así que si los planes se modifican, esto pondrá a prueba las credenciales ambientales de LAPSSET.
Okita-Ouma expresa que, a lo largo del continente, el desarrollo casi siempre triunfa por sobre la conservación. Los gobiernos “deben tomar en cuenta mucho más seriamente la necesidad de una vida silvestre”. “Por el momento, se están tomando pocas medidas y si se toman, no es lo que necesitas o lo que quieres ver”.
Dublin predice que, junto con la presión del crecimiento del hábitat, vendrán decisiones más difíciles por delante. “Por desgracia, creo que lo que encontrarás es que gran parte del hábitat de los elefantes estará sitiado. Es decir, tan solo mira cuáles son los planes para África. Los elefantes vivirán donde haya agua. También la agricultura. También los humanos. Será difícil tenerlo todo”.