Misión posible: retiro de monos en santuarios
Preludio a las jornadas que nos aguardaban NAPSA recibió a los más de 70 participantes con el tema de la serie “Misión Imposible” del genial Lalo Schiffrin. El tema del Workshop 2018 celebrado hace unas semanas en Gainesville, Florida, fue el retiro de los monos en santuarios. El anterior workshop, celebrado en el 2015 en Tacoma, había versado sobre el retiro y rehabilitación de chimpancés y el futuro de los santuarios.
Vale recordar que en Estados Unidos la situación de nuestros más próximos parientes ha experimentado un cambio sustancial en las ultimas décadas. El uso de los chimpancés en la investigación biomédica comenzó con Robert Yerkes (1876-1956, USA) en la década del 20 y se prolongó por casi 100 años. Mientras la ciencia pudo importar libremente chimpancés de África no hubo problemas. Después de la entrada en vigor de CITES (1975) ello no resultó posible; se comenzó entonces con un programa de reproducción en cautiverio en laboratorios y centros de investigación estadounidenses.
A mediados de la década del 90 los científicos admiten que los chimpancés no sirven como modelo en los estudios sobre SIDA y otras enfermedades;
se decide entonces una moratoria de cinco años en la reproducción en cautiverio que, por razones burocráticas, tarda en implementarse. Esto, sumado a los individuos que estaban envejeciendo generó un “plus” de chimpancés que condujo los laboratorios a una situación crítica. Las alternativas no dejaban opciones. Los zoológicos no disponían de espacio ni de recursos para recibir individuos asociales, conflictivos, con stress post- traumático y secuelas físicas de las prácticas invasivas que habían experimentado durante años sobre sus cuerpos. Liberarlos en su hábitat – como soñaban algunos espíritus románticos- era impracticable. Una eutanasia masiva inimaginable.
Nace un movimiento propicio a la creación de santuarios para recibir a los chimpancés retirados.
Bajo la presidencia de Bill Clinton, se adopta en el 2000 la “Health Improvement Maintenance and Protection Act”- CHIMP Act – ley federal que prohíbe expresamente la eutanasia para resolver el problema del número de chimpancés al cuidado de los laboratorios y dispone que sean retirados en santuarios. La legislación, que obtuvo un apoyo amplio de sectores académicos, legislativos y de la sociedad en general, se convirtió en un punto de inflexión en la utilización de una especie en la ciencia.
En 2011 un Informe del Instituto de Medicina de los Estados Unidos estableció que la mayor parte de las investigaciones llevadas a cabo por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) – que tienen la propiedad y financian la mayor parte de los chimpancés para investigación- debían explorar vías diferentes de investigación; a tal fin recomendaba el retiro de todos los individuos a su cargo (alrededor de 300), manteniendo solamente 50; decisión que se revisaría en cinco años. En junio de 2013 esos casi 300 chimpancés son efectivamente retirados a Chimp Haven único santuario con un contrato con el gobierno federal que funciona en el estado de Luisiana.
En junio de 2015 el Fish and Wildlife Service dispone que todos los chimpancés deben pasar a considerarse como una especie ”en peligro” y no solo “amenazada” como figuraban los residentes en los laboratorios.
Esto constituye un elemento de relevancia. En efecto, esta excepción era lo que permitía se los utilizara en investigación biomédica invasiva. La re categorización de los chimpancés de los laboratorios junto con los chimpancés salvajes si bien no prohíbe su uso en investigación invasiva obliga a tener que pasar por un proceso de autorización más estricto en el que la conservación de la especie sea parte de la investigación. Ningún laboratorio ha hecho ninguna petición hasta el presente en ese sentido.
NAPSA es el acrónimo de North American Primates Sanctuary Alliance, una coalición de santuarios de América del norte cuyos miembros tienen en la actualidad bajo su cargo el cuidado y rehabilitación de alrededor de 730 primates no humanos retirados de la investigación biomédica, la industria del entretenimiento y de propietarios privados. Este número incluye en cifras globales 300 chimpancés, 140 capuchinos, 65 monos ardilla, 60 tamarinos, 40 macacos y 20 orangutanes.
La alianza – equiparable a PASA, la Alianza Pan Africana de Santuarios – se consolida en el año 2010 para aunar los esfuerzos de centros que habían comenzado a surgir a fines de la década de los 80 que desean convertirse en líderes a nivel continental. Para ello trabajan constantemente en la superación de los cuidados, la formación profesional, las campañas de sensibilización, las jornadas educativas y en difundir un mensaje ético en tomas de posición sobre temas vinculados con el bienestar de los primates.
Como regla básica los residentes son alojados en grupos sociales de no menos de siete individuos; se les provee de un entorno natural y se les brinda un enriquecimiento intenso, espacio y oportunidades para que pueden expresar sus conductas naturales como trepar, hacer nidos, forrajear, acicalarse, jugar, correr. Como dijo alguien “para recuperar su ser”. Un principio a rajatabla es su no explotación comercial, el control de natalidad y el no contacto con el público.
La prohibición en la investigación invasiva sin embargo no alcanzo a los monos; se calcula que en Estados Unidos actualmente su número en laboratorios supera la cifra de 100.000 más otros 15.000-según una estimación no oficial- en manos de privados. Se trata mayoritariamente de macacos, capuchinos, moños araña y tamarinos.
Una gran parte proviene de Mauricio, Kampuchea, Vietnam, Indonesia y China, con lo que el transporte de esas pequeñas criaturas arrancadas de su hábitat comporta en enfermedades, lastimaduras, y “stress”. Desde el 2008 la importación ha disminuido ligeramente y existen centros de reproducción, como una vez se hizo con los chimpancés. Hacia ellos apuntó este nuevo encuentro signado por el dialogo, la compasión, y el aprender a pensar “fuera de la caja”.
La historia reciente de la investigación invasiva con chimpancés muestra que SE PUEDE. El uso de recursos para encontrar métodos alternativos – comenzando por la investigación destinada a satisfacer las industrias cosmética y de productos para la casa – y la aceptación del tremendo e innecesario sufrimiento ocasionado a seres sintientes serán los motores del proceso de cambio que signan un camino que ha comenzado a transitarse.
Empty Laws: Psychological Well-Being of Laboratory Primates
Camino donde décadas de investigación invasiva bajo un paradigma científico donde las cuestiones de ética en la investigación sobre los primates no afloraban, sumado a la desconfianza visceral entre instituciones y organizaciones de la sociedad civil – llámense universidades, laboratorios, zoológicos, santuarios, activistas – , el principio de que los animales en tanto “cosas” son propiedad del Estado, hacen prever que será largo, con retrocesos y no exento de rispideces. Solo el dialogo, la tolerancia y el espíritu de colaboración, permitirán que los recursos se orienten a modalidades alternativas de investigación y se acelere el proceso de retiro de los pequeños primates.
Las tensiones entre la comunidad científica y los propulsores del retiro no son meramente practicas sino que comportan verdaderos desafíos filosóficos.
El retiro no es solo impedir la muerte por eutanasia o reutilización de los individuos en laboratorios. El retiro significa RESTAURAR una vida y sus atributos mentales, físicos y cognitivos. El retiro es la opción ética.
Las visitas a Jungle Friends Primate Sanctuary y Center for Great Apes , dos santuarios de NAPSA en Florida, coronaron el encuentro. Allí conocimos en directo “milagros” vivientes. Individuos que llegaron a los centros traumatizados, mutilados, intoxicados con cocaína, diabéticos, con los días contados , resurgir bajo la luz del día, el contacto con sus semejantes, el enriquecimiento y la alimentación adecuada.
Jungle Friends Primate Sanctuary, Gainesville, Florida
Center for Great Apes, Wauchula, Florida
Víctor Hugo expreso el sentimiento que acompaña los procesos sociales que han llegado para quedarse mejor que nadie: “Ningún ejército puede detener la fuerza de una idea cuando ha llegado su tiempo.”
Susana Pataro
Buenos Aires, Junio 2018