Proteja a los elefantes. Son un reflejo científico de los humanos.
Fuente: https://www.economist.com/news/science-and-technology/21723394-biology-and-conservation-elephants-conserve-elephants-they-hold
Traducción: Agostina Coll
Un elogio a los paquidermos
La biología y la protección de los elefantes.
El símbolo del Fondo Mundial para la Naturaleza es un panda gigante. El pelaje blanco y negro del panda hace que el logo sea, indudablemente, llamativo. Pero si bien los pandas son una especie en peligro de extinción, la causa de su extinción es depresivamente común: la pérdida de su hábitat debido a la expansión de la población humana. Un elefante, especialmente un elefante africano, sería un mejor logo ya que éstos no son un mero daño colateral en la implacable expansión humana. A menudo, para ser más precisos, los elefantes son blancos de cazadores furtivos, quienes quieren su marfil; de granjeros, por el daño que éstos le hacen a los cultivos y por los pastores de ganado quienes los ven como competencia por el forraje.
En Agosto de 2016, el resultado del Gran Censo de Elefantes, el conteo más exhaustivo de especies salvajes jamás realizado, determinó que 350.000 elefantes de la sabana africana continúan vivos. Esta cifra ha bajado a 140.000 desde 2007. El censo, llevado a cabo por un equipo liderado por Mike Chase, un ecologista radicado en Botsuana, y financiado por Paul Allen, uno de los fundadores de Microsoft, consistió en un relevamiento aéreo de casi 500.000 km para llegar a dicha conclusión. Pero el equipo fue incapaz de incluir elefantes de bosque, una especie mucho más pequeña y solitaria que habita en el oeste y el centro de África y a la cual muchos biólogos consideran una especie diferente.
El hecho de que casi la mayor parte de esta disminución fue ocasionada por la caza furtiva es algo que apenas se pone en duda. La incautación de marfil contrabandeado y el tamaño del mercado de marfil tallado comparado con el pequeño número de marfil legal disponible confirman esto. Pero la pérdida de hábitat también es importante y no sólo la transformación de arbustos en tierras de cultivo. Los caminos, vías férreas y cercas que son construidos a medida que África se desarrolla, impiden que los elefantes se muevan de aquí para allá. Y un elefante necesita mucho lugar. Según George Wittemyer de Save the Elephants (STE por sus siglas en inglés), una organización benéfica Kenia de investigación y protección; el elefante promedio que vive en la Reserva Nacional de Samburu al norte de Kenia y en sus alrededores, se extiende más de 1.500 km2 durante el curso de un año y puede viajar tanto como 60km por día.
El largo camino hacia el conocimiento
Entonces, la pregunta es si los elefantes y las personas podrán alguna vez coexistir pacíficamente. Y aquellos que se preocupan de que la respuesta sea un “no” temen más que sólo la pérdida de otra especie de la carismática mega fauna. Los elefantes, tan poco relacionados a los humanos como cualquier otro mamífero, parecen sin embargo haber desarrollado inteligencia y posiblemente incluso consciencia. Aunque los elefantes pueden no estar solos en esto (afirmaciones similares son hechas para ciertas ballenas, carnívoros sociales y algunos pájaros), son sin duda parte de un pequeño y selecto grupo.
Perder incluso un ejemplo de cómo la inteligencia ocurre y se desarrolla en la naturaleza no sólo sería una vergüenza en si misma sino que también disminuiría la capacidad de los biólogos del futuro de comprender el proceso y por consiguiente como le ocurrió a los seres humanos.
Mucho de lo que se sabe acerca de la sociedad de los elefantes ha sido descubierto por un estudio llevado a cabo por la STE en Samburu y por un proyecto en curso incluso más largo, encabezado por Cynthia Moss en el Parque Nacional de Amboseli, al sur del país. Ambos utilizan una mezcla del conveniente reconocimiento de terreno y collares de radio de alta tecnología que permiten rastrear a los animales por satélite.
La Dra. Moss comenzó su trabajo en Amboseli en 1971, luego de colaborar en Tanzania con Iain Douglas-Hamilton, un zoólogo que había estado estudiando los animales desde 1964 (y quien, casualmente, es el tío de nuestro editor de Libros y Arte). En 1993, el Dr. Douglas- Hamilton, quien mientras tanto se había desempeñado en varios trabajos relacionados a la protección, siguió el ejemplo al crear la STE y reclutar al Dr. Wittemyer para comenzar un proyecto de investigación en Samburu. Hoy en día, el proyecto monitorea 70 grupos familiares compuestos por 300 hembras adultas y sus crías y también alrededor de 200 machos adultos. Desde que comenzaron a trabajar, el Dr. Wittemyer y su equipo han recolectado más de 25.000 observaciones de campo acerca de lo que los animales hacen y alrededor de 4 millones de ubicaciones satelitales individuales.
El Dr. Wittemyer sostiene que, sacando a los seres humanos, ninguna especie en la Tierra posee una sociedad tan compleja como la de los elefantes. Y la sociedad de los elefantes posee similitudes con la manera en la que los humanos vivían antes de la invención de la agricultura.
El núcleo de su organización social está compuesto por grupos de cuatro o cinco hembras y sus crías, los cuales son liderados por una matriarca que es la madre, abuela, bisabuela, hermana o tía de la mayoría de ellas. Aunque los machos se separan de su grupo natal cuando alcanzan la madurez a los 12 años, las hembras permanecen en el durante toda su vida.
Dentro de un grupo, la mayoría de las hembras adultas tienen, en algún momento, una cría que depende de ellas. No darán a luz nuevamente hasta que su cría sea autosuficiente, lo cual lleva alrededor de cuatro años. Por lo tanto, desde el punto de vista del macho, las hembras sexualmente receptivas son un bien escaso muy buscado y por el que luchan frecuentemente. Tal competencia implica que, si bien son capaces de ser padres desde los 14 años, un macho tendrá suerte de lograrlo antes de que se encuentre en sus 20. Hasta entonces, será perseguido por rivales más fuertes.
Si esto fuera todo acerca de la sociedad de los elefantes, aún seguiría siendo bastante complejo dentro de los estándares de los mamíferos. Este tipo de sociedad posee un ámbito similar a la de los leones, los cuales también viven en grupos familiares matriarcales que echan a los machos que han madurado. Pero no merecería el elogio del Dr. Wittemyer de la sofisticación casi humana. Sin embargo, a diferencia de los leones, los elefantes poseen niveles de organización más altos, los cuales no son inmediatamente obvios para el observador y que son, efectivamente, bastante parecidos a los de los humanos.
En primer lugar, las familias son parte de grupos “familiares” más amplios que se juntan y se separan como les place. Las familias comulgan entre sí de esta manera alrededor del 10% del tiempo. Además, cada grupo familiar es parte de lo que el Dr. Douglas-Hamilton, escocés, llama un clan. Los clanes tienden a juntarse en estaciones secas, cuando la cantidad de hábitat capaz de albergar elefantes es limitada. Dentro de un clan, las relaciones son, en general, amigables. Todos los miembros del clan se conocen entre sí y dado que un clan tendrá por lo menos 100 miembros adultos o incluso podrá tener el doble, un adulto (por lo menos una hembra adulta) reconocerá y tendrá relaciones significativas con esa cantidad de individuos.
Una cifra de entre 100 y 200 conocidos es similar al número de personas con las que un humano puede mantener una relación social significativa, valor conocido como número de Dunbar, en nombre de Robin Dunbar, el psicólogo que lo propuso. El número de Dunbar para las personas es de alrededor de 150. Probablemente no sea coincidencia que esto refleje el tamaño máximo de los clanes humanos que se ganan la vida de la caza y la recolección y aquellos que pasan la mayor parte de sus vidas en pequeños grupos familiares, separados de otros miembros del clan y explorando su entorno en busca de comida.
Lidiar con tantos pares y recordar detalles de una variedad tan grande implica que los elefantes requieren memorias enormes. Más allá de las cuestiones de anatomía básica, los detalles de cómo sus cerebros funcionan son un tanto escuetos. Pero una cosa que se sabe es que tienen hipocampos enormes. Estas estructuras, una en cada hemisferio cerebral, están involucradas en la formación de la memoria de largo plazo. Comparado con el tamaño de su cerebro, el hipocampo del elefante es alrededor de un 40% más grande que el de un humano, lo cual sugiere que el antiguo proverbio acerca del elefante que no se olvida, tiene una pizca de verdad en ello.
En busca del tiempo perdido
En el campo, el valor de las memorias guardadas aumenta con la edad. Las matriarcas, usualmente las elefantas más viejas del grupo familiar, saben mucho. Los estudios en Amboseli y Samburu han demostrado que, en tiempos difíciles como una sequía local, este conocimiento les permite guiar a sus grupos a pastizales más abundantes que visitaron en el pasado. A pesar de que esta información geográfica no es activamente enseñada (al menos, hasta donde se sabe), se pasa de generación en generación por la experiencia. De hecho, biólogos especialistas en elefantes creen que la habilidad de los jóvenes de beneficiarse y aprender de la sabiduría de los viejos es una de las razones más importantes por las que existen los grupos, otra cosa que los elefantes comparten con las personas.
La vida en grupo trae más ventajas, además de, principalmente la defensa colectiva. Porque, aunque la mayoría de los depredadores con excepción de los humanos armados con rifles, dudarían en atacar a un elefante adulto, con gusto atacarían a uno joven. Una madre solitaria podría ser capaz de defender a su cría de un solo depredador pero muchos carnívoros, particularmente leones y hienas, vienen en manadas o jaurías. La solidaridad de la hermandad implica que un grupo de elefantes puede normalmente disuadir ataques por su simple existencia y si la disuasión no funciona, la defensa colectiva generalmente lo hace. Aquí, nuevamente, la experiencia parece contar. Los datos recolectados por el equipo del Dr. Moss sugieren que los grupos liderados por matriarcas jóvenes son más vulnerables a la depredación que las líderes más viejas.
Tampoco es sólo en su organización social donde los elefantes muestran signos de evolución paralela con los humanos. También parecen tener una capacidad para resolver problemas al pensar en ellos en términos abstractos. Esto es difícil de demostrar en la naturaleza, ya que toda evidencia es necesariamente anecdótica. Pero experimentos llevados a cabo en elefantes asiáticos domesticados (más fáciles de manejar que los africanos) demostraron que pueden utilizar objetos nuevos como herramientas para obtener comida que se encuentra fuera de su alcance, sin prueba y error de antemano. Este es un truco que otras especies como los grandes simios pueden realizar pero que para muchos animales es imposible.
Los elefantes salvajes adoptan un tipo de comportamiento en particular que deja a muchos observadores incapaces de resistirse a dibujar paralelismos con los humanos. Los cadáveres de elefantes son un centro de atracción para los elefantes vivos. Ellos los visitarán repetidamente, oliéndolos con sus trompas y haciendo estruendos mientras lo hacen (ver imagen al dorso). Esta es una respuesta específica de la especie: los elefantes no muestran ningún interés en la muerte de otro tipo de animales. Y también reaccionan ante los huesos de elefantes, además de ante sus cuerpos, tal como lo ha demostrado el Dr. Wittemyer. Motivado por las anécdotas de otros y por sus propias observaciones en las que un elefante que se encuentra cara a cara con esos huesos a menudo responderá rompiéndolos, Wittemyer colocó yacimientos de huesos en los arbustos. Luego, descubrió que los elefantes salvajes pueden distinguir los restos esqueléticos de sus conespecíficos de los de otras especies. Y de hecho, los levantan y los arrojan a los arbustos.
Los elefantes son, entonces, de gran curiosidad científica. Pero, como su nombre sugiere, Save the Elephants no fue establecida solo por la desinteresada búsqueda del conocimiento. De hecho, como a menudo ha demostrado la forma en estudios de campo de otras especies, el foco de casi todos los investigadores de elefantes, no sólo aquellos en Kenia, se ha desplazado de comprender a los animales a preservarlos.
Aunque la cacería ilegal todavía es una amenaza en Kenia, los cambios en el uso de la tierra ahora parecen ser un igual riesgo. Los habitantes humanos del área que rodea la Reserva de Samburu (algunos de los cuales le han dado su nombre tribal al lugar) se han ganado la vida tradicionalmente como pastores nómades, llevando manadas de ganado de un lugar de pastoreo a otro. Una causa de conflicto con los elefantes ha sido la competencia por los pastizales debido a que la población de pastores ha crecido. De hecho, la reserva en sí es a veces invadida por vaqueros y su ganado. Pero, además de esto, algunos pastores nómades han comenzado a asentarse. Edificios y cercas están apareciendo en tierras que, aunque están fuera de la reserva, son parte del rango local de los elefantes ya que viajan de un lugar al otro.
Aquí, los datos que el Dr. Wittemyer y su equipo han acumulado, pueden ayudar. El seguimiento satelital que muestra exactamente como los elefantes se mueven (ver mapa) puede ser usado para encaminar decisiones relativas al uso de la tierra en maneras que puedan ayudar a los paquidermos. Como el mapa muestra, los elefantes tienen lugares en los que prefieren vivir, que frecuentemente corresponden a áreas protegidas, ya que los animales rápidamente se dan cuenta donde están seguros y donde no. Cuando viajan entre estas, frecuentemente por la noche, suelen seguir pasillos estrechos.
Abeja de molestarme
Mantener estos pasillos despejados de desarrollo es crucial para el bienestar de los elefantes que los utilizan. Los mapas satelitales son una importante herramienta para hacer esto. Autoridades oficiales del país pueden tenerlas en cuenta pero, igualmente importante, estos mapas también son bastante convincentes en las reuniones públicas, en las cuales los miembros locales de la tribu acuerdan el uso de lo que es la tierra de propiedad colectiva. Tales reuniones pueden ser aprobadas en el “boletín oficial” de los corredores en cuestión, para detener la construcción o el cercado, para que los elefantes puedan pasar libremente.
Este enfoque también puede funcionar a una escala más grande. Por ejemplo, una nueva vía férrea de Mombasa a Nairobi fue equipada con pasajes subterráneos en las rutas para elefantes, usados por las bestias. Aunque una consecuencia no buscada ha sido fomentar el asentamiento cerca de estos puntos de tránsito, los cuales también son útiles para la gente. En el caso de Samburu, los mapas satelitales tendrán un gran valor si un propuesto “pasillo de desarrollo” que vaya hacia interior desde una expansión planeada del puerto de Lamu, se lleva adelante, ya que esto podría traer aparejado la construcción de una nueva carretera, vía férrea y un conducto de gas a través de una tierra muy utilizada por los elefantes.
Comprender el comportamiento de los elefantes también permite manipularlo de manera tal que ayude a reducir el conflicto directo entre elefantes y personas. Uno de estos proyectos aprovecha el miedo de los elefantes a los enjambres de abejas.
Las abejas son los únicos animales, exceptuando a los humanos, a los cuales los elefantes parecen verdaderamente temerles. Anecdóticamente, esto ha sido sabido por mucho tiempo. Pero ahora el asunto ha sido científicamente estudiado por Lucy King, una investigadora en la Universidad de Oxford, quien también es parte de STE. La Dra. King comprobó que las anécdotas son correctas al reproducir el sonido de un enjambre de abejas enojadas ante elefantes salvajes y al filmar el instante de pánico que ocasionó. La causa de este pánico es que, a pesar de que la picadura de la abeja no puede penetrar la mayoría de las partes de la piel de un elefante, los enjambres de abejas tienden a dirigirse a los ojos y a la punta de la trompa, las partes más vulnerables del paquidermo. Las abejas son un enemigo que ninguna cantidad de defensa colectiva puede disuadir.
Equipado con este conocimiento, a la Dr. King y a su colega Fritz Vollrath se les ocurrió la idea de proteger las granjas con cercas de abejas. El tipo de cercas que la mayoría de los pequeños agricultores kenios pueden pagar son demasiado frágiles para excluir a un elefante. Pero una cerca de abejas, aunque aún frágil, hace el trabajo. Consiste en dos pares de varas que se encuentran a tres metros de distancia, en el medio de las cuales se pueden colgar colmenas como hamacas. Las colmenas en sí están a diez metros de distancia y las varas están conectadas por un único hilo de alambre de un metro y medio por debajo del suelo.
Este arreglo es suficiente para mantener a los elefantes en su camino. Muchos son lo suficientemente cautelosos de las colmenas como para atravesar la cerca en un primer momento. De hecho, son tan cautelosos que la mitad de las colmenas pueden ser imitaciones baratas en vez de las auténticas y aun así no se reduce la eficacia de la cerca. Aquellos que si tratan de pasar ente los postes, tropiezan con el alambre y sacuden las colmenas adyacentes, con resultados predecibles y rara vez intentan pasar por segunda vez.
La Dra. King y el Dr.Vollrath han descubierto que, las granjas cercadas con abejas, sufren un quinto de incursiones de elefantes respecto de aquellas con protección convencional. Como bonus, la miel que las abejas producen es una fuente útil de ingresos. De hecho, las cercas son tan exitosas que están siendo probadas en por lo menos una docena de otros países. Aunque parece casi una solución aparatosa al problema, el cercado de abejas podría ser una parte importante en la reconciliación de los intereses entre elefantes y personas.
Amenaza gigante
Sin embargo, ni todas las cercas de abejas en el mundo ayudarán si el problema de la cacería ilegal continúa sin resolverse. Y eso, a la larga, implica suprimir la demanda de marfil. Durante años, esto pareció una misión imposible. Sin embargo, ahora no lo es ya que las buenas noticias han llegado desde donde muchos considerarían una dirección inesperada: el gobierno de China.
Aunque el comercio internacional de marfil es ilegal, muchos países permiten ventas internas y no siempre investigan de cerca de donde provienen los colmillos que contribuyen a esas ventas. En años recientes, China, que ha permitido tales ventas, ha sido el mercado mundial de marfil más grande y representó el 70% del marfil vendido. Sin embargo, para fines de 2017 cualquier venta de marfil en China será ilegal y todos los comerciantes de marfil autorizados deberán cerrar sus negocios.
Los chinos parecen serios acerca de esto. No sólo los comerciantes deberán cerrar sino que también ha comenzado una propaganda anti marfil, con estrellas como Yao Ming, un jugador de básquet, y Li Bingbing, una actriz, quienes han sido contratados para ridiculizar a aquellos que continúen comprando objetos hechos con cuernos de elefantes.
Aunque hay evidencia de que nuevos talleres están abriendo y otros se están expandiendo, en alguno de los vecinos de China como en Vietnam, mucha gente espera que la prohibición de marfil en China sea un punto de inflexión en la batalla para preservar a los elefantes. El precio de las cosas en China, ya ha bajado dos tercios, desde un pico de $2.100 el kilogramo en 2014 a $730 a principios de este año. Esto es una mala noticia para los contrabandistas y para los cazadores furtivos que los abastecen. Si la prohibición china realmente se mantiene, en vez de manejar el comercio subterráneo, entonces es posible que los historiadores del futuro documenten el 2017 como el año del elefante.
Este articulo apareció en la sección de ciencia y tecnología de la edición impresa bajo el titular “Un elogio a los paquidermos”.