“La demanda global de vida silvestre, la destrucción del mundo natural y la propagación de enfermedades ya están teniendo un efecto catastrófico en el mundo tal como lo conocemos.” Dra. Jane Goodall
SITUACIÓN ACTUAL Y PANDEMIA
COVID-19
y el tráfico ilegal
de fauna silvestre
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y el tráfico ilegal
de fauna silvestre
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Todos los seres vivos se involucran con su ecosistema. Desarrollan una compleja trama biológica de vínculos, tanto entre sus congéneres como con otras especies. Todos se adaptan, ocupan un lugar en su hábitat y se empecinan en sobrevivir y en proliferar. Los animales en su hábitat natural coexisten con microorganismos con los que “aprenden” a interactuar e incluso, a cooperar. Pero cuando el equilibrio de un determinado ecosistema es amenazado, pueden generarse efectos devastadores.
Los seres humanos tendemos a irrumpir en los sistemas y nos acostumbramos a no medir las consecuencias de nuestra intervención. Forzamos el balance natural produciendo alteraciones de magnitudes preocupantes y que, incluso, pueden derivar en problemas de orden global. Estas actitudes disruptivas generan, entre otras cosas, aumentos en los parámetros de zoonosis, es decir: las enfermedades transmitidas de los animales a los humanos.
La captura y tráfico de fauna silvestre, ya sea para consumo, para ostentación, para experimentar o para cualquier otro propósito, sea cual fuere, puede generar un contagio y transformar un microorganismo en un agente patógeno. Las experiencias más recientes de desborde biológico con microorganismos las encontramos en las enfermedades virales que se han transformado en epidemias.
Si pudiésemos visualizar a nuestra especie como un eslabón de una inmensa cadena o como el engranaje de un fino mecanismo biológico, aprenderíamos a interactuar con más cuidado y lograríamos realizar nuestro aporte para sostener el balance de la Naturaleza.
Emilio E. S. Rey
Los seres humanos tendemos a irrumpir en los sistemas y nos acostumbramos a no medir las consecuencias de nuestra intervención. Forzamos el balance natural produciendo alteraciones de magnitudes preocupantes y que, incluso, pueden derivar en problemas de orden global. Estas actitudes disruptivas generan, entre otras cosas, aumentos en los parámetros de zoonosis, es decir: las enfermedades transmitidas de los animales a los humanos.
La captura y tráfico de fauna silvestre, ya sea para consumo, para ostentación, para experimentar o para cualquier otro propósito, sea cual fuere, puede generar un contagio y transformar un microorganismo en un agente patógeno. Las experiencias más recientes de desborde biológico con microorganismos las encontramos en las enfermedades virales que se han transformado en epidemias.
Si pudiésemos visualizar a nuestra especie como un eslabón de una inmensa cadena o como el engranaje de un fino mecanismo biológico, aprenderíamos a interactuar con más cuidado y lograríamos realizar nuestro aporte para sostener el balance de la Naturaleza.
Emilio E. S. Rey