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Fernando Turmo: Salvando chimpancés en el Congo

por Cecilia Alfano

“Encontré mi lugar en el mundo”, dice Fernando Turmo, el madrileño radicado hace ya más de diez años en el Centro de Rescate y Rehabilitacion de Primates de Tchimpounga, el santuario más grande de Africa fundado por Jane Goodall en 1991, en una entrevista para la TV pública española. Más de 150 chimpancés huérfanos han sido rescatados y rehabilitados en este refugio situado a una hora de Punta Negra, al sureste de la Republica de Congo, y se encuentra dentro de la Reserva del mismo nombre que cuenta con una extensión de 50.000 hectáreas. Tchimpounga es fruto del incesante trabajo de la primatóloga británica- y activista- Jane Goodall.

Fernando es el coordinador del área de Imagen y Comunicación del JGI Congo  desde 2006, y como tal, cree en la fuerza y el poder movilizador de una imagen. “Si la gente no sabe lo que hacemos aquí, no recibiremos la ayuda que necesitamos”, dice Fernando, que además de tomar fotografías sobre el trabajo del Instituto en el Congo, es el creador de “Super Kodo”, una serie que se transmite semanalmente en la televisión nacional congolesa y trata de un niño congolés que recibe poderes mágicos para salvar a la naturaleza de las amenazas del ser humano. Su intención era crear un héroe en el que los más jóvenes se sintieran identificados, en referencia a la esperanza que deposita Goodall en las nuevas generaciones. La serie ha tenido un gran éxito y son muchos los niños que le han pedido actuar en ella.

Fernando también cumple un rol educativo en el Congo y en esa calidad lleva a cabo campañas de sensibilización en colegios y en la vía pública para concientizar sobre el tráfico ilegal de grandes simios. Gracias a ello, es menos frecuente ver chimpancés en venta en las calles y mercados de la zona. El Instituto colabora con las autoridades locales en la formación de ecoguardas y oficiales encargados de aplicar la ley y realizan jornadas de forestación con los niños del pueblo vecino, Boetti.

Sin embargo, sería imposible continuar describiendo la tarea de a Fernando sin hacer referencia a su esposa Rebeca Atencia. Rebeca es doctora en veterinaria y directora del Centro de Rehabilitación. Es también a quien muchos consideran la heredera del legado de Jane Goodall; referencia que ella misma rechaza por considerar que carece del don comunicador de la primatóloga.

Fernando conoció a Rebeca muchos años atrás en un centro de rescate de chimpancés en Madrid. “La ví entrar por la puerta y pensé, ahí estás”, dice Fernando, y continúa: “Sentía que ya la conocía. Parecía estar escrito”. Sentada junto a él Rebeca cuenta que Fernando era el aventurero del grupo y sorprendía a todos con historias de sus viajes alrededor del mundo. Básicamente “nos encontramos el hambre y las ganas de comer”, dice el madrileño.

Tiempo después les surgió la oportunidad de trabajar en el santuario de Tchimpounga, donde han vivido desde entonces y criado a sus dos hijos mellizos, Kutu y Carel, que ya han cumplido seis años. El primero lleva el nombre de un chimpancé que salvó la vida de Rebeca cuando la defendió del ataque de un grupo de chimpancés salvajes. “Se acordó que yo lo salvé en un momento de su vida y luego él me salvó a mi también. Son criaturas nobles” dice Rebeca al recordar ese momento. El segundo, Carel, lleva el nombre del personaje principal de la serie “Super Kodo”, el pequeño héroe que ama la naturaleza, vuela y utiliza una capa. “No queríamos que nuestros hijos se pelearan sobre quién usa el control remoto o quién usa la play station”, dice Fernando.

La mayoría de los chimpancés que llegan al santuario son víctimas de la caza furtiva, el tráfico ilegal o la deforestación. En general, los cazadores matan a las madres por su carne y dejan atrás a las crías, que son rehabilitadas en el Centro. Lo más triste es que, en la mayoría de los casos, no los cazan por necesidad, sino por tradición: La carne de selva es considerada un alimento de lujo. Y justamente, por tratarse de una manifestación cultural, es más difícil de erradicar. Es por eso que desde el Instituto Jane Goodall hacen especial énfasis en los programas educativos.

“Se parecen a nosotros en lo bueno y en lo malo”, asegura Rebeca al describir el comportamiento de los chimpances, y agrega: “Tienen guerras entre ellos, aunque también pueden llorar desconsoladamente ante la muerte de un ser querido”. Son impredecibles, territoriales y forman sociedades jerárquicas. “Cuando los liberas les devuelves la libertad que los seres humanos le hemos quitado. Es único, no hay descripción para ello”, dice Rebeca. Y explica que los verdaderamente salvajes serán los hijos de estos chimpancés reintroducidos.

Un ejemplo memorable de la labor de ambos en Tchimpounga fue la liberación de la chimpancé Wounda en una de las islas del santuario. Su nombre significa “cerca de morir”: Además de huérfana, sufrió severas enfermedades que pusieron en riesgo su vida. Rebeca la rehabilitó y Fernando filmó el momento en que era liberada convirtiéndolo en un video viral que dio la vuelta al mundo y fue de gran ayuda en la recaudación de fondos para el Centro. En él, Wounda emociona con su expresión de asombro y miedo ante la libertad que le ofrecen, para luego, agradecerle a cada una de sus salvadoras, Jane y Rebeca, con un largo abrazo a modo de despedida. Ella sabe que la han devuelto a la vida.

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