¡El Instituto Jane Goodall presenta a Carlos Drews como su nuevo Director Ejecutivo!
por Shawn Sweeney – Traducción Carolina G. Brusés Cannon. 2 de mayo de 2017
Como nuestra fundadora, la visión de la Doctora Jane Goodall le ha inyectado a nuestro trabajo compasión, vigorización, colaboración, compasión y maravilla ilimitados. De lo que quizá algunos no se den cuenta es de cómo este estilo de liderazgo también predomina en nuestra Institución. Un excelente ejemplo de ello es el siguiente: ¡Nos enorgullece anunciar al nuevo Director Ejecutivo del Instituto Jane Goodall! El IJG está más que entusiasmado al recibir un verdadero regalo, la presencia del Dr. Carlos Drews, quien no solo es un querido amigo de la propia Jane, sino que además se ha hecho querer por nuestro equipo y todos aquellos que han interactuado con él.
Carlos se incorporó al IJG este otoño y desde WWF (en español: Fondo Mundial para la Naturaleza), en donde trabajó como director del Programa Global de Especies. Cuando era niño, tal como lo hacía la Dra. Goodall, el Dr. Drews soñaba con estudiar animales en África. Su curiosidad y amor por la naturaleza fueron los motores que lo llevaron al mismo lugar en el que Jane tuvo su primer encuentro con chimpancés salvajes: ¡Gombe, Tanzania! Su investigación acerca de los babuinos le hizo merecedor de la Medalla John Napier, otorgada por la Sociedad de Primates de Gran Bretaña. Drews es originario de Colombia y posee un doctorado en zoología y una maestría en biología aplicada de la Universidad de Cambridge, además de una maestría en biología de la Universidad Ludwig-Maximilians de Munich. Sus estudios en biología conductual de los primates, caimanes y actitudes de las personas para con la naturaleza lo han conducido a lo largo de África y América Latina. Él es cálido y creativo, con la misma fibra esencial de “hacedor de buenas obras” y esperanza que lo convierte en una incorporación tan grata y perfecta para el IJG.
¡Conoce y quiere a Carlos tanto como lo hacemos nosotros en la siguiente charla!
Shawn: ¿Qué te motiva a trabajar en la conservación?
Carlos: Primero y principal, una fascinación por la vida silvestre y el asombro que esta despierta en mí. Siento curiosidad por cómo viven los animales, cómo son sus interacciones sociales y sus capacidades cognitivas. Esto formó parte de mis estudios universitarios, aunque esta fascinación viene de cuando yo era apenas un niño pequeño. Siempre me han atraído los animales, sobre todo los mamíferos y también las especies marinas. Mi motivación realmente me viene de esa fascinación tan arraigada que tengo por los animales desde chico.
La segunda parte tiene que ver con un sentido de obligación moral. Me gusta observar la naturaleza y, como “usuario” (alguien que la observa de una forma no intrusiva), ¿qué estoy devolviendo? Eso es lo que me impulsa a ser conservacionista: sentir el deber de hacer algo a cambio de lo que recibo de la propia naturaleza.
S: Si te remitís a tu infancia, ¿cuándo te sentiste fascinado por los animales? ¿Cuáles eran algunos de tus ídolos?
C: Sin lugar a dudas, uno de mis ídolos era el naturalista español Félix Rodríguez de la Fuente. Él realizó documentales sobre la naturaleza a finales de los sesenta y en los setenta para el mundo hispanoparlante. Un día, cuando yo tenía 9 años, estaba hojeando una enciclopedia de fauna producida por él y vi a este hombre sentado en el capó de una Land Rover en la sabana africana, sosteniendo unos binoculares. Le pregunté a mi padre: “¿Qué es él? ¿Qué es él?” Y él me respondió: “Bueno, es un naturalista”, y ese fue el momento en el que dije: “¡Quiero ser eso!
S: Tu carrera se ha centrado tanto en la ciencia como en la conservación. ¿Podés contarme un poco sobre cómo ves el punto de contacto entre ambas?
C: ¡Sí! Mi educación científica realmente fue sobre entender las capacidades cognitivas de los animales y cómo su comportamiento les permite prosperar en su ambiente. Esto me hizo percibir a los animales como individuos y no simplemente ver a las especies como un ente colectivo. Esto es muy importante cuando discutimos la forma de conservación desde la óptica del IJG, algo de lo que hablaremos más adelante.
La ciencia también me dotó de cierta rigurosidad en cuanto al pensamiento crítico y al análisis de los hechos y las estadísticas. Me gusta diferenciar la especulación de los hechos, especialmente en el contexto mediático actual. En algunos ejemplos, como el cambio climático, la mitad de lo que se presenta como información es producido por los lobistas de los combustibles fósiles que tratan de desacreditar a la ciencia, y la otra mitad es demostrativa, son hechos sobre el cambio climático analizados por nuestros colegas como una realidad causada por la actividad humana. Mi formación científica me es útil en casos como este ya que siempre trato de abrirme paso en el matorral para enfocarme en los hechos que informarán mi opinión.
En el trabajo que llevo a cabo, hago uso del pensamiento crítico y de la ciencia – la mejor ciencia disponible – para impulsar las decisiones sobre conservación. Trabajar con una postura científica es algo fácil de seguir para el equipo y demás personas que acuden a tu organización para obtener un consejo o algún tipo de guía respecto de los asuntos ambientales. Si sos una organización científica, es fácil comprender tu lógica y la posición que tenés en relación a esos temas.
S: ¿Existe algo en particular que nuestros lectores pudieran encontrar fascinante acerca de la investigación que llevaste a cabo sobre los babuinos?
C: La imagen que mucha gente tiene de los babuinos es la de criaturas agresivas con terribles colmillos. Los babuinos muestran sus colmillos a menudo, particularmente los machos, y a veces pelean. Pueden ser animales intimidantes cuando utilizan sus colmillos (los machos son conocidos por atacar en grupo y matar leopardos, por ejemplo). Esta imagen prevalece debido a ciertas películas de ficción que incluso han llegado a mostrar a babuinos matando gente (estos animales no matan personas). Lo que tuve que descubrir es que aquellos eventos de agresión en aumento, cuando realmente usaban sus colmillos y se herían entre ellos luchando por hembras, recursos o territorio, son muy, muy poco frecuentes.
Durante mis estudios me di cuenta de que: 1) es posible que únicamente veas, a lo sumo, una o tres peleas de ese tipo por año y 2) lo que en realidad utilizan para controlar las jerarquías no es la agresión manifiesta. En realidad, se trata de un comportamiento mucho más subliminal que se convirtió en el objeto de mis estudios y el cual es llamado “Contienda psicológico en los babuinos machos”. Los comportamientos consisten en la sutileza, como atravesarse en el camino de otro babuino, detenerse a la mitad y hacer que ese individuo te rodee o desplazar a otro babuino de tu rinconcito de sombra favorito, tu cómoda rama o lugar donde te alimentas. Estos descubrimientos me hicieron entender lo cerca que estamos de los babuinos y ellos de nosotros en cuanto a nuestros comportamientos, algo me resultó muy esclarecedor.
Esto también hizo que me diera cuenta de que debemos desafiar esta imaginería “comercial” sobre la naturaleza que recibimos de algunos medios de comunicación. Muchas personas quieren ver un Game of Thrones de chimpancés y babuinos en donde se glorifique la (inusual) violencia de estas especies. Uno puede desarrollar una narrativa mucho más poderosa cuando se explica su comportamiento y sus matices. Observar los comportamientos de nuestros parientes primates y lo sofisticado de sus relaciones es también un modo de observarnos a nosotros mismos
S: El abordaje del IJG se centra en una visión total como organización conservacionista de carácter global, holístico y comunitario que ayuda a los animales individuales. ¿Qué hay de tu propio sistema de creencias y tus filosofías en concordancia con el modelo del IJG?
C: Si has estudiado el comportamiento animal o has pasado tiempo con animales – tu perro, tu caballo favorito, una vaca, un cerdo, un conejo o un pez en una pecera – sabés que ellos realmente son individuos. Tienen personalidades, tienen una forma única de hacer las cosas y responden a los mismos estímulos de formas muy distintas. Lo que hace el IJG es tomar la perspectiva acerca del animal individual con sus necesidades ecológicas y sociales como una criatura sintiente y conectarla con la perspectiva de las especies como un todo. El IJG también valora profundamente la diversidad cultural encontrada en los chimpancés e intenta preservarla. De verdad es una forma muy holística de ver el problema de la conservación de las especies.
En algunos debates, todo se reduce al número de animales. Quizá terminés debatiendo las formas de mantener los números de las especies que están “seguras”, pensando en satisfacer las necesidades humanas y al mismo tiempo sostener el crecimiento o la estabilidad de las poblaciones de animales no humanos. Lo que el IJG pone sobre la mesa es un entendimiento de que, si bien esos tipos de decisiones y manejos pueden estar justificados, también podrían estar interfiriendo negativamente en las redes sociales y, por consiguiente, generarle un trauma a los animales involucrados. El IJG reconoce que cuando se pierden individuos valorados por su familia o grupos sociales (debido a la caza, por ejemplo), dicha pérdida daña la integridad de las comunidades y puede tener consecuencias potencialmente drásticas. Nos permite tomar decisiones informadas al incluir la dimensión individual de la ecuación, reconocer y respetar la idea de que estamos tratando con individuos cognitivos y redes construidas por estos individuos, las cuales se beneficiarán o sufrirán de las consecuencias de nuestras acciones.
S: ¿Podés contarme un poco sobre cualquier momento de tu vida que recuerdes en el que de verdad podías acoger la idea de que cada uno de nosotros puede lograr cambiar algo?
C: Cuando mi hijo Antar tenía diez años, me hizo rever mi decisión de ir al trabajo en bicicleta en vez de ir en automóvil. Me dijo: “Por supuesto que pienso que es una buena idea, pero ¿qué cambio estás logrando realmente? Mirá todos estos automóviles que nos rodean, hay miles de personas conduciendo. Seamos realistas. El único cambio que estás logrando es el de aplacar tus propios sentimientos de culpa y sentirte mejor”. Sí que me dejó pensando. Si los jóvenes no ven los méritos de la acción colectiva y acumulativa, no vamos a progresar.
Este incidente me hizo pensar acerca de las formas de visualizar cómo las acciones de los individuos se van sumando. En los Llanos Orientales de Colombia, existen hormigueros que son más grandes que una persona y, a veces, los caballos caen en estos montículos y desaparecen porque son ciudades subterráneas inmensas construidas por las hormigas, cada una de las cuales cargó un pequeño grano de arena. Las hormigas también construirán puentes al conectarse unas con otras sobre el agua mientras el resto camina sobre ellas para transportar alimento o larvas. En las sociedades humanas, uno de los mejores ejemplos es el de la Primavera Árabe, el cual muchos consideraron imposible en un período de tiempo tan corto. Demuestra el verdadero poder de la conectividad moderna a través de las redes sociales. Cuando las acciones individuales comienzan a construir una forma de movimiento social colectivo, podés lograr cambios muy grandes. Es un efecto muy poderoso: todos estos miles de individuos constituyen algo monumental.
S: La esperanza es una parte esencial del IJG. Desde tu perspectiva, ¿qué te da esperanza en cuanto al futuro de nuestro planeta? ¿Qué hacés para mantener tu sentimiento de esperanza?
C: En primer lugar, Jane habla a menudo sobre la resiliencia de la naturaleza, y esto definitivamente es una fuente de esperanza para el futuro. Por ejemplo, pensemos en las muchas especies de ballenas que se están recuperando en el océano gracias a la moratoria internacional sobre su caza en los años setenta. En segundo lugar, otro sentimiento de esperanza viene de mirar los hechos y los números. ¿Los esfuerzos puestos en la energía sustentable realmente se están sintiendo? Claro que sí. En Estados Unidos, ya existen más empleos en el sector de energía renovable que en el de combustibles fósiles y, actualmente, la generación de energía a través de fuentes renovables es más barata que la generación de energía mediante el uso de combustibles fósiles. Debido al trabajo de numerosas organizaciones que creen en un planeta más sano, estamos cambiando cosas que parecían imposibles de cambiar a en nuestra vida. En tercer lugar, está China. Si bien China es percibida por muchos como la mayor amenaza para el bienestar del planeta, lo cierto es que podría ser la mayor solución debido al impacto mundial que tienen sus decisiones. Tuve el privilegio de visitar el Pabellón de China en la Exposición Mundial de Shanghái en 2010 y aprendí sobre los esfuerzos de este país por hacer que sus ciudades sean más humanas y más sustentables (ese salto a un estilo de vida ecológicamente seguro). Creo que si es posible que suceda allí, entonces otros países perfectamente pueden hacer lo mismo.
En cuanto a lo que hago para mantener la esperanza, busco el contacto personal con la naturaleza donde y cuando me sea posible. Ayer me topé con cuatro ciervos muy cerca de mi nueva casa en Virginia. Salieron del bosque y comenzaron a pastar justo ahí en mi césped. Es un momento que encuentro sublime. Es cuando el tiempo se detiene y pensás: “Cielos, el mundo sigue intacto en algunos lugares”. Incluso en zonas muy urbanizadas y cubiertas de concreto como esta, un pedacito de bosque junto a un pequeño arroyo mantendrá una interesante fauna. Eso me da esperanza.