La muerte de Nemley Jr. Su significado para la protección de los chimpancés
La muerte de Nemley Jr. el bebe chimpancé rescatado de las manos de una red de traficantes de la vida salvaje, y que falleció poco después en el zoológico de Costa de Marfil, levantó una ola de indignación.
Para los que participamos en la investigación de la BBC, que duró más de un año, la pérdida de Nemley resultó decepcionante y frustrante.
En la selva, cuando son pequeños, los chimpancés tienen un record muy bajo de sobrevivencia ; y aquellos que son rescatados de los traficantes han experimentado un trauma tan grande al perder a sus madres y ser introducidos en el mundo poco familiar de los humanos que muchas veces tampoco sobreviven.
En las últimas semanas Nemley Jr. había recibido un fuerte apoyo y cuidados intensivos, por lo que cabría preguntarse a quién o a qué habría que adjudicar la responsabilidad por esta muerte impactante y cómo salvar animales en peligro de extinción como los chimpancés.
Detrás de esta triste y larga historia se encuentran una economía signada por el mercado negro, la influencia corrosiva de la corrupción, y el impacto que tiene sobre la naturaleza y el consumo masivo del que todos somos parte. A eso debe sumarse la indiferencia hacia la vida salvaje en África Occidental, que resulta desconcertante para los extranjeros y el contexto en el cual un chimpancé infante tiene escasas oportunidades de sobrevivir.
Oferta y Demanda
La historia comienza en las selvas donde los cazadores furtivos saben que pueden hacer bastante dinero con los chimpancés. Los chimpancés adultos son vendidos como “carne de caza” y un infante es considerado “oro puro” en el mercado ilegal de mascotas.
La pobreza juega su parte junto con el conocimiento de la existencia de compradores adinerados en los estados del Golfo y de Asia que pagarían por un bebe chimpancé bastante bien, aunque después se convierta en adulto y sea abandonado.
Después, el criminal intermediario tiene los contactos necesarios para igualar la demanda con la oferta. Los hombres de los que estamos hablando compraron a Nemley Jr por 300€ (£264) y lo ofrecieron a nuestro reportero encubierto por $12,500. (£9,630)
Estos individuos han estado vendiendo bebes chimpancés y otras especies en peligro de extinción por años, operando en varios países de África Occidental, haciendo promoción por medio de las redes sociales, casualmente usando la misma cuenta bancaria por años, transitando por burocracias flexibles y sin problemas con la ley. Nuestra investigación fue la que logró la sentencia que llevó a la cárcel a Ibrahima Traore y su tío Mohamed ; y lo más notable, es que estos son los primeros convictos por crímenes contra la fauna en la historia de Costa de Marfil.
Los detectives marfileños están orgullosos de esto y de sus tribunales, pero la pena máxima fue de solo 12 meses en prisión y dos de los traficantes ya están libres. Se esta discutiendo la aplicación de penalidades o condenas más severas pero aún no están siendo implementadas.
Se podría esperar una respuesta más fuerte por parte de un país que ha presenciado la reducción de la población de sus chimpancés en un 90% en los últimos 20 años.
Alrededor de 2.000 mil chimpancés aún viven en la naturaleza en algunas áreas supuestamente protegidas. Decimos “supuestas” por que puede que Nemley Jr fuera capturado en una de estas áreas.
Es por esto que la indiferencia hacia la vida silvestre importa. Después de que los traficantes fueran arrestados el año pasado y llevados a la Interpol de Abiyán, un fotógrafo oficial fue citado.
Viendo a Nemley Jr acurrucado por el miedo, el fotógrafo me pregunto de qué trataba todo el alboroto. “Animales” – me contestó- , “eso es algo por lo que la gente blanca se preocupa”.
Yo respondí que la vida silvestre es parte del patrimonio de este país y que estaba en riesgo de desaparecer. El fotógrafo alzo una ceja cínicamente y regresó a su cámara.
Y eso podría explicar la actitud de algunos funcionarios del gobierno en Costa de Marfil. La vida silvestre no es de importancia ni constituye una prioridad. Mientras los detectives marfileños respondieron rápidamente, el Ministerio de Agua y Bosques no respondió los mensajes que recibió.
Las peticiones para grabar a Nemley Jr llevaron meses para ser aprobadas. Nuestra propuesta para que un veterinario internacional lo fuera a revisar y recomendara un plan de cuidado fue demorada y, finalmente, denegada.
Especialistas familiarizados con santuarios donde se reciben chimpancés bebes en Liberia, Uganda y Kenia propusieron trasladar a Nemley Jr. a uno de ellos.
Orgullo Nacional
Cuando le escribimos al ministerio, sugiriendo que el podría irse – aunque sea para reducir la carga al zoológico de Abiyán- un oficial se negó a aceptar nuestra carta.
Nemley Jr era de Costa de Marfil, dijo, y debería quedarse allí, dando a entender que moverlo sería un pensamiento neo colonialista.
Es cierto que el Gobierno de Costa de Marfil enfrenta diferentes retos: las secuelas de una guerra civil, las unidades del ejercito rebelde demandando sus salarios no pagados, y la prevaleciente pobreza.
Pero bajo el tratado internacional CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) cualquier país que prometa atacar el trafico de la vida silvestre debe también generar un centro para el cuidado de los animales confiscados. Algunos países vecinos han realizado esto.
Sin embargo, Costa de Marfil depende del zoológico de Abiyán.
Perturbador
Es fácil ser crítico con un zoológico en un país en vías de desarrollo: poco personal, salarios muy bajos, falta de dinero para reparaciones, sin suficiente comida para los animales y éstos mantenidos frecuentemente en condiciones agobiantes.
Al ser crítico, surge la pregunta incómoda de si los animales deberían ser alimentados cuando los cuidadores apenas pueden proveer comida para sus familias.
El zoológico de Abiyán es un lugar preocupante, insuficiente, sobrepoblado e incapaz de hacer frente a la nueva afluencia de los animales.
El recinto para los chimpancés adultos esta dañado, lo que significa que deben permanecer en sus jaulas. Un leopardo esta en un espacio del tamaño de una jaula para perro. Los leones están hambrientos.
Y el cuidado de un animal tan delicado como es un bebe chimpancé requiere atención las 24 horas. Varios han fallecido durante los últimos años, mucho antes de que Nemley Jr fuera llevado ahí.
Sarah Crawford, la voluntaria que cuidó de Newley Jr hasta el final, dijo que estaba sorprendida por la dificultad del cuidado de un chimpancé huérfano ; que “ellos necesitan atención 24 horas lo cual es casi imposible para un lugar como un zoológico”
Ella y otros voluntarios han estado presionando para la creación de un nuevo santuario. En nombre de Nemley dedicado a los chimpancés. Algunos expertos de la vida silvestre se preguntan si el zoológico debe ser transformado en un refugio de animales rescatados con un enfoque en la conservación.
En nuestra experiencia, cualquier respuesta de Costa de Marfil será un proceso lento y posiblemente abulico.
El papel de los consumidores
El orgullo es un factor si fueras los extranjeros los que estuvieran emitiendo las ordenes. Cualquier centro para chimpancés rescatados necesita ser manejado, no por años, sino por décadas; así que el financiamiento tiene que seguir ingresando, sin desviarse por mal camino. Esto no es imposible: hay ejemplos exitosos en otros países.
Entonces, ¿Deberíamos culpar a Costa de Marfil por lo que salió mal?.
Tal vez, pero hay que tener en consideración lo siguiente: casi la mitad del cacao en el mundo viene de Costa de Marfil. Cacao, aceite de palma y madera, han provocado una invasión en las selvas del país, reduciendo considerablemente el hábitat de los chimpancés y limitando con ello sus posibilidades de sobrevivencia.
Podemos condenar al comprador adinerado que adquiere a los bebes chimpancés, cuyas familias fueron aniquiladas para obtenerlos. Podemos criticar a los funcionarios indolentes. Pero también nos deberíamos preguntar si los productos que estamos comprando, comiendo y usando no contienen ingredientes que crecen en las tierras en las que solían vivir los chimpancés.